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sábado, 29 de junio de 2013

Una Marcha Arcoíris en Venezuela…

Por decimotercera vez, se realizara mañana 30 de junio la marcha del orgullo y dignidad LGBTI, actividad donde por años se han encontrado bajo nuestro arcoíris: carrozas, tacones, pelucas, escarcha, brillo, alegría, música, baile, fiesta, espectáculos culturales, consignas reivindicativas y exigencias político-sociales…Donde muchas de las personas LGBTI ponen al descubierto su rebeldía, tristezas, frustraciones, criticas, trasgresiones a las reglas del sistema machista, heterosexista y patriarcal, donde expresan libremente su descontento ante la sociedad que nos etiqueta y/o hace auto-etiquetarnos, que nos conduce e impone reproducir una serie de “valores” que mantienen y sustentan sus estructuras de poder, enfrentándonos entre nosotras y nosotros mismos para tratar de sobrevivir a esta turbulencia de interés perversos enfrentados por la lucha de clases, que se alejan cada vez más del respeto y reconocimiento de nuestra dignidad humana.

Frente a estas y otras situaciones se generan criticas y objeciones, a lo interno y externo del movimiento, que consideran a la marcha como un “carnaval” donde la “convocatoria es carente de liderazgo, pero desbordada en alcohol y drogas... una marcha donde lo que menos se habla es de derechos y deberes, de reivindicación o denuncias” afirmaciones que lejos de aportar soluciones a los procesos internos del movimiento y generar compromisos individuales de cada persona LGBTI, terminan restándole valor a nuestra movilización. 

Para 2013 se agrega con mayor intensidad, a lo antes mencionado dos nuevos componentes “la lucha partidista” y  “las ansias de poder”, de vieja data, bien escondidos tras la sentida y ansiada necesidad de unos pocos –lastimosamente no de la mayoría- de darle un carácter más reivindicativo y político a la marcha de la sexodiversidad, sin perder ese toque festivo que nos ayuda a continuar a diario en esta vorágine donde nos encontramos envueltos. Unos pocos siguen intentando crear un clima de caos y desorden, sacando ventaja ante algunas instituciones del Estado o generando coacción para que cedan a sus objetivos. Con esto no pretendo generalizar, existen afortunadamente como en todos los casos y  grupos sus excepciones. 

A mi juicio los Sectores LGBTI no serán ni de derecha ni de izquierda por imposición de "activistas, “dirigentes” “militantes"  o “voceros” que niegan la pluralidad política establecida en nuestra Constitución Bolivariana, las diferencias políticas e ideológicas forman parte de la pluralidad política, -lo mismo que a la sexualidad las diferentes orientaciones sexuales y/o identidades de género.- por ello no deben ser utilizadas por unos u otros para posicionar interés mezquinos e individualistas, manipular conciencias y voluntades, generar violencia y boicot a los consensos colectivos, posicionar mediáticamente matrices de opinión o juicios de valor,  descalificar y humillar al conciudadano…Todas estas prácticas ponen en peligro el respeto a libertad de conciencia y pensamiento, el libre desenvolvimiento de la personalidad, la integridad física y psicológica, la libertad de asociación de cada LGBTI, el derecho a la movilización y protesta pacífica, entre otros inherentes a la dignidad humana.  
  
De aquí que en contexto de la realización de la XIII Marcha Nacional de la Sexodiversidad, valdría la pena hacernos un profundo llamado a la conciencia a lo interno de las y los que nos estamos construyéndonos como líderes del movimiento LGBTI venezolano, sin distingo de años de trayectoria, de la organización, movimiento, colectivo o forma organizativa de la que formemos parte, de la orientación política o postura partidista, visceralidades y conflictos intra/interpersonales que tengamos.
  
Todas y Todos históricamente hemos estado sometidas y sometidos al estigma y discriminación en razón de nuestra orientación sexual, identidad y expresión de género, siendo sujetas/os a violencia, persecución, e innumerables abusos, que constituyen una clara vulneración a nuestros derechos humanos. Realidad esta que no podemos ocultar y que puede ser visto con multiplicidad de enfoques, todos validos siempre que no terminen restándole importancia. De aquí que nuestro compromiso moral y ético con la causa LGBTI de nuestro país debe tomar otros cauces, seguir otros caminos, para enrumbar nuestras reivindicaciones y/o justas peticiones. Ser más coherentes con la responsabilidad que hemos asumido, aportar en todo momento a sumar voluntades, a despertar y alimentar el principio de corresponsabilidad de nuestras/os hermanas y hermanos LGBTI sin perdernos en  divisiones absurdas.

Cuando todas las personas LGBTI entendamos que debemos estar juntos  y juntas tanto en la marcha como en otros momentos y espacios de los tantos que existen donde la discriminación por orientación sexual e identidad y expresión de género siguen echando raíces. Tenemos en lo adelante el enorme desafío de desarrollar la capacidad para recomponernos y resolver las diferencias que podamos tener en pos del bien común y la garantía de nuestros derechos humanos.

Por:- Yonatan Matheus Venezuela Diversa


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